Intercambio escolar

―Ignacio, sabés que es preferible que comamos en forma humana ―le regañó Estela―. Los humanos no tienen el cuerpo recubierto de pelo negro.
―Algunos, sí ―intervino Holly―. Vi yo a uno en una piscina. Tenía pelo por todas partes, sobre todo en el pecho.
Estela se encogió de hombros.
―Sería un gorila metamórfico.
Ignacio no le hizo ni caso. Solo tenía ojos para la arañita que estaba a su lado.
«¡Pura vida! ¿Quién es esta linda desconocida?», preguntó.
Juanita, un poco cohibida, se presentó.
«Jale, bonita, que te enseño mi madriguera y las moscas que tengo a macerar ―le dijo Ignacio―. Y si tenés problemas con algún camote, yo ya me encargo. Siempre que sean más pequeños que un ratón.
«Me parece bien», respondió Juanita, contenta, y ella e Ignacio chocaron las ocho patas.